El mito de los leones de la Diosa Cibeles

Atalanta siendo una niña fue abandonada en las montañas por su padre, este deseaba un hijo varón. La pequeña fue criada por unos cazadores que la educaron rodeada de naturaleza, convirtiéndose en una gran atleta y  cazadora.

Según fue creciendo en edad también lo fue haciendo el número de pretendientes, pero ella no mostraba ningún interés por ellos. Este desdén se afianzó tras visitar al Oráculo quién le avisó de que si se casaba ella tendría un final fatal.
Su padrastro pensando que hacia lo mejor para Atalanta le presionaba para que se casara. Cansada de tanta insistencia decidió Atalanta que solo se casaría con el hombre que la ganara en una carrera,  segura de que nadie lo haría.

Entre los pretendientes había un joven pícaro llamado Hipómenes, descendiente de Poseidón. Hipómenes hizo un trato con Afrodita, le pidió tres manzanas doradas del jardín de las Hespérides.

En la carrera, Hipómenes dejará caer las manzanas. La joven impresionada por su aspecto, se parará a recogerlas, oportunidad que aprovechará Hipómenes para avanzar más rápido y ganar la carrera. Atalanta se casó con él impresionada por su gran inteligencia.

Pasados varios años de felicidad, tras un día de caza entraron en un templo de la diosa Cibeles y tuvieron relaciones sexuales dentro, un hecho que enfureció a la Diosa que decidió castigarlos, condenándolos a tirar de su carro, juntos para toda la eternidad pero sin poder mirarse.

Si vais al Museo del Prado podéis contemplar el cuadro de Guido Reni, donde se representa la carrera entre Hipómenes y Atalanta