El Ángel Caído del Retiro de Madrid

En 1878 Ricardo Bellver de 33 años presenta como trabajo reglamentario del tercer año de pensionado una escultura en yeso titulada El Ángel Caído. Se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878, en el Catálogo aparecen  fragmentos de dos estrofas de la obra de Milton:

 «por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás.//// Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ella el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia funesta y el odio más obstinado».

La estatua representa a Satanás expulsado del cielo, el Ángel que quiso ser dios y por su soberbia Dios lo expulsó.  Es una obra del romanticismo donde se da importancia a las emociones, tiene una composición diagonal e inestable buscando el movimiento en acto con influencias helenísticas  y barrocas.

Bellver está en Roma influido por  las esculturas clásicas, esculpe un cuerpo perfecto,  era el ángel más hermoso de los que creo Dios, apoyado sobre un tronco cortado,  en  tensión por la caída, Satanás fue expulsado del cielo y cayó durante “nueve veces el espacio de tiempo que miden el día y la noche entre los mortales”, con la serpiente de 7 cabezas  que le agarra de piernas y brazo derecho. La serpiente es el mismo  Satanás, será la forma que adopte después de su expulsión para tentar a los humanos.  En el rostro una expresión que muestra el orgullo obstinado y odio inquebrantable, toda su soberbia y odio  expuesto en la lucha contra Dios.

El árbol en la obra de Milton simboliza vida, eternidad, dualidad (el bien y el mal). Nueve días estuvo cayendo Satanás al abismo y se encuentra asentado en un tronco ¿casualidad? Representa la  majestuosidad de satán en la derrota como dicen los versos de Milton:

“Así se ve a las encinas del bosque y a los pinos de
la montaña cuando el fuego del cielo les ha privado de su corteza y verdor, sostener aún su
tronco majestuoso, aunque desnudo, sobre abrasado páramo.”

El pedestal y el pilón sobre los que se coloca las estatua fueron realizados por el arquitecto Francisco Jareño y Alarcón cuando por parte del Museo Nacional, que habiendo comprado la obra tras la Exposición Nacional y propuesto su fundición en bronce para la Exposición Universal de París de 1879, considera que su mejor sitio sería al aire libre donde “con más espacio y horizonte luciría ventajosamente el mérito de tan bella creación”.